Pasaron dos años en que la familia debido al portento vivenciado en el lugar se había radicado en Belén. Fue entonces que llegaron a Judea los llamados magos de oriente, miembros de una secreta orden mundial positiva conocida como la Hermandad Blanca de los Retiros Interiores.
Ellos venían siguiendo una misteriosa estrella, que no era otra cosa que una nave portadora de los mensajeros del cielo, de los ángeles de antiguo, la que terminó deteniéndose sobre el lugar donde la familia vivía. Hasta allí fueron aquellos hombres santos que habían partido hacía dos años desde Mesopotamia después de haber realizado toda suerte de cálculos astrológicos. Venían trayéndole al niño objetos que le habían pertenecido en su vida anterior, los cuales él pequeño Yeshua ben Juseff, tal era su nombre, pudo reconocer sin dificultad de entre otros más atractivos. Fueron suficientes los cálculos y las sincronías para saber que él era el enviado, el liberador, el Mesías esperado; aquel ungido desde antiguo para sacar a la humanidad del único original pecado que arrastra, que es la ignorancia. Los Magos Maestros a continuación entregaron a la familia recursos económicos para que se pudieran radicar en Egipto durante algunos años, para preservar así la vida del niño. Después de esto, alabaron a Dios y se regresaron por otro camino concientes que se había iniciado un Tiempo Nuevo lleno de esperanza, y que algún día la humanidad lo entendería y asumiría el reto de su propia cristificación.
Como un dato adicional, para comprender mejor la Misión de Jesús, debemos recordar que vivimos en un Universo Material de siete dimensiones, por lo cual poseemos siete cuerpos para actuar en aquellas dimensiones. La mayoría de los individuos que habitan nuestro mundo son seres de 3,3 lo cual significa que se mueven dentro de la tercera dimensión con sus tres primeros vehículos: el cuerpo físico, el astral y el mental inferior, que es el carácter y la personalidad. Pero Jesús era un 3,6 habiendo llegado ha desarrollar en vidas anteriores su conciencia espiritual que es el 6. Mientras que los extraterrestres que nos visitan son seres de 4,4 y 4,5 esto es, que se mueven en una cuarta dimensión viajando a través del tiempo y del espacio, y con una conciencia de su potencial psíquico en adelante. Los que asistieron el nacimiento del Maestro Jesús eran 6,6.
Después de su resurrección, Jesús pasó a ser 4,7 nivel éste de séptima que nadie había alcanzado hasta ese momento, abriendo la puerta a realizaciones mayores de la propia humanidad. Veamos esto en las siguientes líneas.
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