El planeta Tierra es un planeta que ha estado regido por un círculo vicioso, en el cual las distintas humanidades que han existido, han aparecido y desaparecido, una tras otra. El hombre sometido a una situación de ignorancia, (según algunas religiones «pecado», después de cada cataclismo)vive en una tercera dimensión con una limitada conciencia de su existencia material en el plano llamado Tierra. Los tiempos actuales son determinantes para la presente humanidad, pues las posibilidades de desaparición del género humano son tremendas. Con la presencia de los OVNIS observamos que todo el Universo está pendiente de nuestra evolución.
El mensaje que de ellos se desprende no habla de un «fin del mundo», pues este no se va a acabar jamás. No fue hecho para desaparecer, sino al contrario, para elevarse, junto con el hombre hacia una cuarta dimensión, o sea hacia una conciencia superior, hacia un conocimiento total.
El término Catástrofe lo descomponemos a voluntad, prescindiendo de ciertas normas gramaticales para conseguir una visión más clara de lo que nos expresarían lo Guías. Y así obtenemos Catastro-Fé. Censo o evaluación de fe. A lo que los Guías se refirieron no fue a un cataclismo o a una guerra nuclear, que bien podría darse en cualquier momento, sino a algo mucho más trascendente para la evolución de cada ser.
Tal cual nos lo han hecho ver, es más que nada un tiempo crítico que marcará al hombre y evaluará su fe, el cimiento mismo sobre el que ha construido su vida. La fe a evaluarse no pide que se crea en la existencia de los OVNIS, ni menos aún en sus tripulantes, la fe a ser censada va al terreno mismo de lo que hacemos y lo que somos o creemos ser.
La fe tal cual ha sido tratada aquí, expresa una actitud, no solo de tipo sentimental y sensible, sino fe que resista un cuestionamiento crítico, una fe pensada y comprendida con la cabeza, una reflexión incesante de nuestra vida.
Cuando se dio el inicio de todo esto, las dudas que existían entre todos los que comenzaron a vivir este contacto entre diversas humanidades creció. El miedo a fallar, a imaginar, a quedar en ridículo, a fantasear, a inducir a otros al error, debido quizá a un ansia de fugarse de la realidad diaria se manifestó con gran fuerza.
En ese mismo momento surgió la necesidad de pedir otra comunicación de que diere pruebas de la naturaleza extraterrestre del contacto. Tal verificación se dio, y fue en Febrero de 1984 cuando en los arenales de Chilca, en Perú se presenció el primer avistamiento programado de Misión Rahma, el que fue tan impresionante que motivó a los asistentes a seguir adelante, para luego de 8 meses de preparación verlos físicamente como finalización de la primera preparación a la que fueron sometidos.
Deja una respuesta