Al haber fracasado el Proyecto Sumerio, los Instructores Planetarios decidieron trabajar sobre una elite de individuos en la actual meseta de Gizeh. Así surge el proyecto Egipcio, en un escenario que ya había sido inquietado por visitas de Vigilantes extraterrestres, en tiempos de la Atlántida.
Antes de la presencia del «primer faraón», Menes, que habría aparecido en escena hacia el año 3100 a.C., en Egipto vivían los «dioses». Al menos eso es lo que se rastrea en el país del Nilo, en una época que era llamada Zep Tepi y en donde habitaba una raza de seres hermosos llamada Neteru y que literalmente significa «Vigilantes». También se habla de una suerte de híbridos o mestizos entre los dioses y los seres humanos en aquellos tiempos. Nos referimos a los Shemsu-Hor o los «Hijos de Horus», ¿los atlantes? mencionados a todas luces en el conocido Papiro de Turín. Sin embargo, este relato es tomado por los historiadores tan sólo como un mito ya que los copistas hacen clara omisión en sus escritos de aquellos primeros tiempos donde los dioses se mezclaban con los hombres. Afortunadamente sabemos al menos, que los «dioses» venían de un lugar específico: Orión.
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