La familia abandonó sigilosamente Belén y la provincia, trasladándose a Alejandría en Egipto, ubicándose al lado de los esenios alejandrinos conocidos como los terapeutas, donde permanecieron hasta que el niño cumplió los cinco años de edad, considerando entonces el momento de volver y estableciéndose por espacio de un año en una tienda de beduinos al lado del monasterio de Qumrán a orillas del Mar Muerto, recibiendo así la familia, especialmente el niño, una educación y orientación especial basada en la búsqueda de la verdadera pureza, la perfección y la bondad.
La historia de los Esenios data de 200 años antes de Cristo. En ese entonces se les conocía como nazarenos, del árabe nasrani o Guardianes de la Alianza, y formaban pequeñas comunidades asentadas a orillas del mar muerto y cerca de las grandes ciudades como Tiberíades y Caná, donde vivían observando fielmente los mandamientos de la Ley mediante votos de pureza, celibato y servicio a Dios.
Entre los años 175 y 150 antes de Cristo, la secta se estableció en las ruinas de un fuerte construido por los reyes Ezequías y Josías. Hacia el 137 a.C. arribó un segundo grupo, los llamados «sacerdotes de Sadoc», procedentes de Leontópolis, Egipto, donde se había establecido una colonia judía en el año 154, bajo la protección Onías III. Este grupo se consideraba sucesor en línea directa del sumo sacerdote Sadoc y se sabe que los manuscritos bíblicos que obraban en su poder sirvieron de patrón para los trabajos de los copistas de Qumrán. El fundador del movimiento espiritual fue Moreh Sedeq, el Maestro de la Justicia, quien fue el restaurador de la Ley de Israel y fundador de la Comunidad de la Alianza, cuya misión era recuperar la esencia de la doctrina a través de una vida espiritual.
Posteriormente, José y su familia, se instalaron en forma definitiva en lo que conocemos como Nazareth, en donde existía una pequeña aldea de familias esenias que tenía talleres y atendían con sus servicios profesionales a otros pueblos y aldeas cercanas; entre esos talleres estaba el de carpintería y ebanistería de José. Allí Jesús trabajaba al lado de sus hermanastros, y desde ese lugar realizó algunos de sus viajes de preparación recordando con ellos iniciaciones pasadas. Desde los diecisiete años, él alternó temporadas de trabajo en la carpintería con esporádicas convivencias con los esenios, algunos viajes con caravanas a Mesopotamia, Persia, Agfanistán, El Himalaya y la India. Durante ese tiempo tuvo repetidos contactos y encuentros cercanos físicos con los Vigilantes y Guardianes extraterrestres, la Hermandad Blanca de los Retiros Interiores, maestros de diversas religiones y escuelas, pueblos exóticos y realidades crueles y duras, así como innumerables experiencias a niveles astrales y espirituales que lo prepararían para enfrentar su misión y la tentación intrínseca que ésta llevaba.
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