Por ejemplo, existe otra leyenda sobre el origen de los incas en donde se habla que cuatro hermanos y sus mujeres salieron de una caverna para fundar el Imperio del Sol. Una vez más, el protagonista es Manco Cápac, quien finalmente cumple su misión. Sea como fuese, ambos relatos nos colocan ante un inicio marcado por particulares características que le van a dar vida a esta sabia civilización.
El Imperio Inca, fue un gran imperio que en líneas generales, se extendió desde el sur de Colombia a la parte central de Chile y desde los Andes hasta la costa. El lugar escogido para sembrar las bases de una nueva civilización fue el Qosqo (Cusco), punto magnético que reunía las condiciones para servir de escenario a esta elevada cultura. Los primeros tiempos de lo que podríamos llamar la «segunda dinastía Inca», la primera corresponde a Tiahuanaco transcurrieron con suma felicidad, paz y abundancia.
Los incas desarrollaron una economía basada en una intensiva construcción de hileras de terrazas en las montañas, en las que consiguieron una maestría en el arte hidráulico y de irrigación de las aguas. Su civilización se congregó tanto en centros urbanos como en redes de caminos. Tuvieron una administración eficiente y manejaron con destreza las artes así como el refinamiento de metales trabajados; su arquitectura eficaz y sobria, contrastaba con una artesanía muy singular en las telas y de exquisito gusto en su acabado. También, una extraordinaria mano de obra en la alfarería complementó las diversas artes en que se expresaron.
En un ligero pero muy bien dotado repaso a la religión incaica, podríamos decir que fue en un principio «sencilla». Sólo adoraban a Viracocha a quien ellos denominaban dios creador y unos pocos más como: Inti, Mama Quilla, Pacha Mama y Pachacamac.
Viracocha, también llamado Illa Viracocha Pachayachachi, era considerado como el esplendor originario o El Señor, Maestro del Mundo. En realidad fue la primera divinidad de los antiguos Tiahuanacos, que provenían de Titicaca. Creó el cielo y la tierra, y la primera generación de gigantes que vivían en esta zona…
El culto al dios creador suponía un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado sólo a la nobleza. Viracocha al igual que otros dioses, fue un dios nómada (!) y tenía un compañero alado, el Pájaro Inti, una especie de pájaro mago, gran sabedor de maravillosas cosas e incluso de los acontecimientos futuros.
Ya en 1977, la arqueóloga María Scholten de d’Ebneth, sacudió los cimientos de la academia al publicar por primera vez sus investigaciones sobre «La Ruta de Viracocha». En dicho estudio, la señora Scholten demostró que diversos puntos arqueológicos de Bolivia, Perú y Ecuador -lugares que las leyendas marcan como «zonas de paso» del dios instructor Tecsi Viracocha- estaban magistralmente alineados con el uso de la geometría, poniendo así sobre el tapete los verdaderos conocimientos científicos de las antiguas culturas andinas. Esto resulta particularmente inquietante ya que lo primero que uno se pregunta es: ¿Entonces quién fue realmente Viracocha? Uno de los Instructores celestes.
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