Hace algunos años, por la década de los ochenta se puso de moda una imagen que tomó la sonda estadounidense Viking (1976), en su misión a Marte. Esta imagen muestra lo que parece ser un rostro humano, o por lo menos, casi humano. Muchos argumentaron que era simplemente un juego de luces y sombras lo que hacía que se diera o se reflejara esta supuesta similitud en el suelo del planeta rojo. Hacia finales del siglo XX, para asegurarse si esto era de verdad un rostro o una coincidencia del momento de la captación de la imagen, el Mars Global Surveyor, tuvo como encargo volver a fotografiar de una manera profunda esta región identificada como Cydonia. Los resultados fueron concluyentes al demostrar que sí, que un gran porcentaje de los rasgos de la llamada «cara» se daban debido al juego de luces y sombras, lo cual desbarataba cualquier insinuación de una construcción deliberada o simbólica. A menos ello es lo que la NASA pretendió hacer creer al mundo y liberarse así del molesto rostro marciano.
Lo que no se dieron cuenta los científicos en ese momento, fue que de tanto tomar fotos a esta determinada zona, ellas nos revelarían algo aun más sorprendente. A primera vista parece ser una región más del rocoso planeta pero al prestar atención a diferentes «yacimientos» que aparecen dispersos sin ninguna relación aparente, se ha podido encontrar que estos «puntos» encajan perfectamente con la representación la Constelación de Orión y de sus vecinos de Can Mayor (Sirio) y Can Menor.
¿Acaso de la misma forma como fueron ubicadas las pirámides en Egipto, «alguien» las ubicó en Marte? Recordemos que los Guías nos han dejado saber que colonias Atlantes lo poblaron, así como a Maldek, y ¿si en nuestro mundo las construimos como estabilizadores luego de la destrucción del quinto planeta, por qué no pensar que en Marte, vecino directo de Maldek, no pudieron haber hecho lo mismo?
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